Las fotografías para este texto son cortesía de Dianne Hofner Saphiere
En 2018 conocí a Dianne Hofner Saphiere en la inauguración de su exposición fotográfica, “Yo soy fuereña, nací de aquí muy lejos”, un homenaje a Mazatlán en el que mostraba las raíces de su amor por “La Perla del Pacífico”: su naturaleza, su historia, su gente. Desde entonces, he tenido oportunidad de confirmar que su pasión por el puerto no se basa en una contemplación pasiva, al contrario, su sentir por esta tierra descansa en el deseo de nutrir y proyectar su grandeza.

Dianne y su familia conocieron el puerto a finales de los años 70, vinieron atraídos por la exuberancia del medioambiente y, con el paso del tiempo, fue creciendo en ellos la idea de vivir aquí de forma permanente, un sueño que se hizo realidad hace 13 años en los que ella ha logrado capturar en palabras e imágenes el pulso de la cultura local.
“He viajado tanto y veo por todos lados del mundo que el mosaico de lo multicultural ha caído y es una gran lástima para mí, y lo que sí valoro aquí en Mazatlán es que tenemos esa historia: vinieron los chinos, los italianos, los alemanes, los franceses y contribuyeron mucho, eso es un signo de trabajo en equipo con la diversidad y eso los mazatlecos lo tienen en su ADN”, comparte esta experta en interculturalidad que desde los años 80 ha trabajado en diversos países promoviendo la comunicación y la colaboración a través de las diferencias culturales.
Sin embargo, si bien es cierto que la historia del puerto entraña una gran riqueza, Dianne Hofner también advierte sobre los riesgos de perderla, devaluarla y no darle un sitio justo en los procesos de transformación de la ciudad.
“Creo que por eso todos queremos ir a Europa: están Rumania, Eslovaquia, Múnich, París, pero allí sí respetan la historia. No tengo muchas experiencias en Medio Oriente, he ido a Dubái, a Abu Dabi y ellos tienen una cultura muy rica, con una historia increíble y es tanto lo que viene de esa cultura árabe, pero en las ciudades hay casi puras torres, pero esos son lugares tan ricos y tienen tanto dinero que las ciudades han perdido el centro, para ver la cultura tienes que ir a los barrios pobres o ir al desierto con los Beduinos. En Japón viví cerca de 14 años y ellos respetan mucho, nunca perderían una casa histórica, eso sería una vergüenza para la comunidad. Lo que necesitamos aquí en Mazatlán es más concientización, yo creo que la gente en la calle no sabe cuáles son los valores mazatlecos, cuál es la historia, es decir, saben la historia de su barrio, pero no la ponen en el contexto de una pregunta como esta: ¿qué valor tiene esa historia para mi vida?”
Explorando los “valores mazatlecos”
La generosidad del ecosistema porteño también se encuentra en el carácter de su gente y Dianne recalca que hay rasgos de nuestra identidad que nos permiten comprendernos, pero sobre todo, que son cruciales para aspirar a nuevos niveles de desarrollo.
“Son amigables, cualquier mazatleco está listo con una sonrisa, un abrazo, un chiste. Son incluyentes, hay mucha hospitalidad aquí y eso es un orgullo enorme, eso también diferencia a Mazatlán de cualquier otro puerto como el nuestro. Por otro lado, los mazatlecos son muy flexibles, pueden adaptarse a cualquier cosa, encuentran la manera; durante la pandemia hemos visto a empresas y a microempresas increíbles que se han adaptado a este panorama. El otro gran valor que veo aquí es que comparten, cuando empezó la pandemia los pescadores repartieron sus pescados con la comunidad. Yo creo que eso también viene de la historia, tienen corazones abiertos: si eres gay, si eres lesbiana, andas en motocicleta o tienes muchos tatuajes, eres gringa… Ok, eres bienvenido, es una libertad muy hermosa y muy rara en este mundo. Entonces, esos valores que veo quizás no son los valores que ven los mazatlecos, pero sería muy útil para el puerto aclarar cuáles son sus valores y promoverlos para fomentar el orgullo, el orgullo de lo que somos como una comunidad”.

Necesidad de liderazgos
Los años de vida en el puerto, su formación y su naturaleza de viajera incansable han permitido que Dianne Hofner tenga una perspectiva única para comprender el potencial que tiene “La Perla del Pacífico” para convertirse en un destino con mayor proyección internacional.
“Escribí un artículo hace años cuando me fui a Cartagena y tenía un sueño de toda la vida, me decía: ‘Cartagena es una ciudad amurallada, es una ciudad porteña, sobre el mar, con un clima muy ameno, se va a parecer a Mazatlán’ y no, nada que ver: el malecón descuidado, sucio, nadie le hace caso, pura gente rica, la ciudad amurallada es muy bonita; pero Mazatlán le gana en todos los puntos a Cartagena. En mi punto de vista, Cartagena es mundialmente reconocida como una ciudad para visitar, ¿por qué Mazatlán no? Gracias a Dios tuvimos gente que rescató el Centro Histórico, porque no había nada allí. En mi punto de vista, necesitamos de liderazgos: mi especialidad siempre ha sido el desarrollo de organizaciones y este empieza con el liderazgo, ocupamos líderes que valoren el pasado, que aprecien los valores del lugar, el patrimonio del lugar, que sirvan a la comunidad y también necesitamos la educación del pueblo”.
Afortunadamente, la fotógrafa nacida en Estados Unidos señala que estos liderazgos se han hecho presentes en la historia reciente del puerto en iniciativas como el grupo de danzoneros de la Plazuela Zaragoza, el Mercado Orgánico que también se establece en ese sitio y en el grupo de Whatsapp “Vecinos del Centro Histérico”, iniciativas centradas en propiciar el acercamiento entre personas, tener objetivos en común y sumar esfuerzos para conseguirlos.
“Cuando la gente se reúne surge la convivencia, los vecinos se conocen y confían uno en otro. Hay más poder cuando estamos unidos, tenemos más voz cuando estamos unidos, si algo malo pasa uno ayuda a otro; eso es lo que la sociedad de todo el mundo ha ido perdiendo con el tiempo”.
Dianne no duda en mencionar los trabajos de otras personas, organizaciones e iniciativas que, para ella, realizan contribuciones significativas para el desarrollo del puerto: Sofía Trejo Lemus (fundadora del proyecto de la biobarda que opera en el estero del Infiernillo) Leticia Alvarado (directora general de IMPLAN Mazatlán), Raquel Zapien con su portal “Son Playas”, Vivace Producciones, el periodista Mario Martini e historiadores como Joaquín López Hernández y Enrique Vega Ayala.

Por mi parte, no temo equivocarme cuando afirmo que Dianne Hofner también es un referente de liderazgo en Mazatlán: una mujer que desde hace años ha logrado que su página VidaMaz sea uno de los pocos espacios que difunden la cultura local con una visión personalísima, amplia y profunda; una fotógrafa dedicada a plasmar la vitalidad de nuestro medioambiente y una mazatleca que con iniciativas como “Un hogar para Juan Manual” se concentra en hacer la diferencia.
“Cuando alguien me dice que soy mazatleca hace volar mi alma, es un privilegio enorme. He viajado casi por todos los continentes y aquí la gente siempre tiene una sonrisa, un chiste, un corazón grande. El clima, el medioambiente… híjole, estamos bendecidísimos, pero no lo valoramos y no lo entiendo: cada mazatleco dice ‘amo Mazatlán’, y las personas que viven fuera dicen ‘quiero ver fotos de Mazatlán’. De verdad aman su puerto. Yo comparto ese orgullo y quiero que las futuras generaciones de mazatlecos tengan su patrimonio”.

Dianne Hofner Saphiere (Wisconsin, EU., 1960) Nómada global, fotógrafa, escritora y consultora en desarrollo de organizaciones interculturales. Ha trabajado con personas de más de 130 países y ha sido miembro del cuerpo docente del Intercultural Communication Institute, en Portland, Oregón; la Academia de Investigación del Desarrollo Intercultural en Milán y la Universitat de Valencia. Ha presentado su trabajo fotográfico en países como México, Francia, Viena, Estados Unidos, Marruecos, entre otros.